He tardado en leer tu libro, lo
reconozco, pero es que cada palabra, cada frase, cada nota aclaratoria, cada
historia, cada fotografía, cada testimonio de cada una de estas personas;
mujeres todas luchadoras y entrañables que se han prestado voluntariamente para
contarnos sobre ellas, contienen un caudal de informaciones y de sensaciones,
una corriente de alegría y desconsuelo, de exigente disciplina y de ternura, de
pundonor y de ejemplo, de ánimo y de flaqueza, de perseverancia frente al
infortunio; de constancia y de optimismo, que no he querido ni he podido
perderme.
Creo que la grandeza de tu trabajo se
encuentra ahí, en tu maestría al transmitir una realidad que logra hacernos
partícipes y nos implica desde el primer momento en estas “historias de vida”
que se nos presentan, haciéndonoslas sentir, dejándonos vivirlas como si
verdaderamente nos perteneciesen, yendo mucho más allá de la pura exposición de
unos recuerdos lejanos o de unas confesiones ajenas, para mostrarnos algo que
también es nuestro, que refleja con crudeza y con dulzura.... con fidelidad, el
camino que nuestros propios seres queridos, y muchos otros igual que ellos,
hubieron de atravesar, de allanar y dejar limpio de espinas a base de llevarlas
ellos mismos clavadas, para vernos a nosotros dormir a salvo entre mantas de
lana, viviendo sin aquellos peligros y aquellas estrecheces.
barracones comunes, anteriores a la construcción de los pueblos |
Valoro humildemente tu trabajo,
querida Teresa, y no solo por haber conseguido que me brotasen en muchos
momentos sinceras lágrimas de emoción y un cariño y comprensión hacia estas
mujeres muy similar al que yo siento por mis propios seres queridos; lo valoro
sobre todo porque has elegido una noble forma de devolver en nombre de todos
nosotros esta deuda que tenemos pendiente con las personas que tanto nos
quisieron y nos quieren, de hacer justicia con toda una generación de personas
cuyas vidas y cuya generosidad, pese a lo imprescindible de su labor, con el
paso del tiempo parecían haberse ido desvaneciendo en un silencio sin razón y
en un olvido inmerecido.
Esta vez te ha correspondido a ti
Teresa -y nos alegramos mucho de ello- recuperar la historia, cepillar con mimo
tantos y tantos hechos y recuerdos y mostrarlos dentro de esa dimensión de
sensatez donde se encuentran, sacarlos de su confinamiento, de su exilio en el
silencio, de los rincones más humildes del alma de estas mujeres que portan la
voz y los valores de todas las mujeres del mundo.
Querida amiga, dicen que en lo
sencillo habitan la belleza y la grandeza, y creemos que tú nos las has sabido
mostrar mezclando tu honestidad con la de Encarna, Antonia, Remedios, María,
Pepa, Pilar, Encarnación, Ana, Cuqui, Isabel, Pepita, Paca, Antoñita........
Dibujasteis un sendero en la tierra, un caminito nuevo sembrado de flores,
donde todas las edades por todos los años vividos pudieran diluir su cansancio
y restarle dolor a esas cicatrices imborrables por tantas y tantas pérdidas
sufridas. Ojalá que nunca dejéis de ser nuestra referencia, ni el ejemplo que
nos permita seguir luchando para vivir como siempre lo hicisteis vosotras.....
con esperanza.
Solo podemos daros las gracias por
este libro entrañable, a ti Teresa, a mis queridas vecinas de La Barca de la
Florida, a todas las personas que de una forma u otra han hecho posible que
ahora podamos disfrutarlo....... y a ti, amigo Manolo, porque sabemos que
siempre has estado ahí, ayudando con tu presencia y con tu cariño.
Gracias de corazón por regalarnos
también un trocito de vosotros.
P.D
De
aquella miseria que se nos antoja tan lejana, de aquel “ná de ná” de cada día
que se dejó sentir en los huesos con su dolor y con el peso de las carencias,
aún nos quedan los ecos. Todo ha mejorado en nuestra frágil y particular
esquinita del universo, eso es cierto, pero el hambre y la pobreza mantienen su
eterna espera al otro lado, con sus manos arañadas por la tierra seca, estéril
y afilada, tan solo han cambiado de bando, o de Estado… o quizás nunca hayan
salido de sus inmensos suburbios cerrados. Sea como sea, allá donde perdure la injusticia
y la mezquindad permanecerá el riesgo de
padecer desdicha y sufrimiento.
Pero en
medio de la miseria que el hambre derrama, es imposible ponerle barreras a
quien elige vivir y buscar una esperanza.
Que si sentimos hambre....... sea de humanidad y de cultura.
1 comentario:
No se si somos o no familia pero con tu permiso, copio la posdata y público en mi página tú estás incluida como familia , cosa no sé si es cierta sin embargo tengo la corazonada o esperanza de que así sea. Felicidades en estas fiestas , que seáis muy felices ; un apunte mi abuelo Antonio Fuentes Zafra si te dice algo y conoces a alguno de sus herman@s , me harías el gran favor de darme si te viene bien,nombres de esas personas que no tengo datos
Agradeciendotelo por adelantado y Aprovecho para Felicitarte estas fiestas y lo paséis bien en Unión de la familia . Gracias por lo que me toca .
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