Al hilo de la conversación viaja al norte: Azagra (Navarra) Un viaje al pasado; a la memoria de los emigrantes andaluces a otras tierras de España. Allí presenté la nueva edición, delante de mis paisanos.
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En plena actuación |
Una tarde para el recuerdo, para los encuentros inesperados, para las emociones, los abrazos, los apretones de manos, las sonrisas, el orgullo de ser quienes somos y poder reconocernos en los demás... Para tantas cosas que ni siquiera había pensado, pero que pasaron y me llenaron el corazón de gozo. Caras conocidas, infancias compartidas en la Carrera Alta, o el Terrero; en otros barrios algo más alejados... pero, al fin y al cabo historias comunes y sobre todo la experiencia de la pérdida; de ese adiós a las calles empedradas que tantas veces recorrimos, a la sierra, la ermita, la Pililla... Lo que perdimos y quedó ahí, esperando mejores tiempos para poder ser recuperado. La tarde del 16 de marzo, algo de ello recuperamos tod@s.
Este libro que me ha dado tanto, también me ha permitido este emotivo encuentro con parte de mi pasado. Y también, por qué no decirlo, me ha dado muchas sorpresas. Como encontrarme con caras muy jóvenes, que quisieron acompañarme, a pesar de que, algunos de ellos. ni siquiera habían nacido cuando yo me marché del pueblo. O esas personas tan generosas que viajaron desde otros lugares, con la ilusion de participar de el acto y encontrarse entre paisanos y conocidos. No es falsa modestia, sinceramente. Me he sentido tan agasajada, tan amable y afectuosamente tratada, que, francamente, me siento en deuda con tod@s. Todavía siento el calor de algunas manos, las sonrisas y los abrazos... reales, sinceros... sin trampa ni cartón. No tengo palabras. Mi agradecimiento y mi compromiso de devolver de alguna manera tanto cariño y de seguir disfrutando de las cosas que nos unen, a pesar de tantas distancias, tantos años, tantas circunstancias no tan propicias al encuentro.
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Nuevas generaciones, hijos de Ildefonso |
Desde aquí, manifiesto mi deseo de hacer realidad ese relato migratorio común; esas experiencias compartidas, en las que podemos encontrar tantas pérdidas como posibilidades de desarrollo; algo que cierre la herida que un día, en los lejanos años sesenta, se abrió en cada uno de nosotros. Os animo emprender ese hermoso proyecto.
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Mujeres entusiastas |
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Con una cariñosa Ana, hija de Isabel, mi vecina |
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El grupo escuchando atentamente mis palabras |
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